La depresión es un trastorno mental que aqueja a más de 300 millones de personas. Es una fase permanente de un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociada a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento que afecta la vida cotidiana, el ámbito familiar, laboral y social. Se puede citar como ejemplo de la depresión: la muerte de un familiar o amigo al que se haya querido mucho u otras causas que provoquen la incapacidad de sentir alegría, ilusión o en algunos casos placer, además la falta de iniciativa y motivación para hacer las actividades cotidianas.
Cada persona experimenta la pérdida de un ser querido de forma diferente, en caso de que la persona no haya superado su duelo en el lapso de uno a dos años se tienen que trabajar con terapias porque no se trata de una batalla de la cual se puede salir solo, y tampoco es algo que dependa solo del terapeuta. Hay que dejarse guiar por el profesional que lleve a cabo la psicoterapia y trabajar conjuntamente, comenta Marco Jiménez.
Las sesiones de psicoterapia para la aflicción constituyen un tipo de ayuda profesional. Este tipo de atención reduce el nivel de angustia que enfrentan las personas después de haber perdido a un ser querido y le ayuda a pasar por las fases del duelo. Además, ayuda a las personas a acoplarse a sus nuevas vidas.
En este espacio de Bienestar Universitario se pudo conocer esta temática con algunas consideraciones puntuales que nos deja el docente de la UTPL Marco Jiménez. DP.